viernes, 17 de junio de 2011

El último mosquetero, libre

Franklin Davis Durán Guerrero recuperó su libertad, según informan los principales (y más serios) medios venezolanos de comunicación.

Así, comienza a cerrarse el capítulo gringo del "maletinazo", en el que Durán fue el cuarto y último detenido y condenado en Miami por actuar como agentes encubiertos del gobierno de Hugo Chávez.

Según surge de múltiples pruebas (grabaciones, videos, testimonios, papeles), Durán intentó acallar (por las buenas -US$ 2 millones- o por las malas -amenazas varias) a Guido Alejandro Antonini Wilson junto a los también venezolanos Moisés Maiónica y Carlos Kauffmann, y el uruguayo Rodolfo Wanseele Pacciello.

La diferencia entre Durán y los otros tres, sin embargo, fue que Durán fue el único que mantuvo su inocencia hasta el final, se negó a declararse culpable y arribar a un acuerdo con la Fiscalía y llevó la pelea hasta el juicio por jurados.

Durante ese juicio, además, quedó claro que Durán mantuvo reuniones con funcionarios del gobierno de Hugo Chávez (ministros incluidos), se movió como Pancho por su casa dentro de la petrolera estatal PDVSA y en la Dirección de Inteligencia (la entonces Disip), y hasta manejó información de la Presidencia misma de su país...

Simpático, entrador, bon vivant, dueño de la legendaria Ferrari y de la mansión que ilustraron infinidad de páginas de revistas y de minutos por televisión, Durán se convirtió ahora en el último mosquetero en retornar a la calle tras cumplir con el 70% de su condena a cuatro años.

Según informó primero Globovisión y luego replicaron El Nacional, El Universal y otros, el el ex amigo (y hasta compadre) de Antonini recuperó su libertad el 3 de este mes, aunque deberá continuar bajo un régimen de control.

Los medios venezolanos también informan que el empresario, dueño de las compañías del sector petrolero más importantes de su país, podría retornar a Caracas en cualquier momento, lo que sin embargo no está tan claro.

Mientras tanto, los US$ 800.000 aún esperan en Buenos Aires que alguien los quiera como propios...

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