jueves, 28 de junio de 2012

Ni que fuera Aurora Grundig

Allá, en la prehistoria de mi infancia, había un tipo con plumas de cacique que remataba sus publicidades con "Caro, pero el mejor". 5000 años después, la nueva Ciccone que preside Alejandro Vandenbroele quizá deba reflotar aquel eslogan (aunque eso de que sus billetitos sean los mejores todavía está por verse, dados los resultados obtenidos hasta ahora...).


El precio de imprimir billetes de la nueva Ciccone Calcográfica es imbatible, pero por lo costoso. Así surge de su comparación con las cotizaciones ofertadas por otras compañías, públicas y privadas, durante los últimos dos años en documentos de los hermanos Héctor y Nicolás Ciccone e informes oficiales del Banco Central (BCRA).

  • Hace dos años, la “vieja” Ciccone, aún bajo el control de los hermanos Nicolás y Héctor Ciccone, propuso cobrar $ 136,50 por cada millar de billetes de baja graduación que imprimiría como subcontratista de la Casa de Moneda;
  • En octubre de 2010, la firma rival Boldt, que tras la quiebra de Ciccone había alquilado su planta por un año, le ofertó al BCRA imprimir –con las máquinas y personal de la propia Ciccone– a un precio de $ 265 el millar de billetes de 100 pesos;
  • También en octubre de 2010, la Casa da Moeda do Brasil en tándem con la Casa de Moneda local, tasó su valor en $ 338,99 por ese mismo millar de billetes de 100 pesos, y terminó por quedarse con el contrato del BCRA;
  • Ya en abril de este año, el Banco Central acordó pagarle $ 383,92 a la Casa de Moneda local por cada millar de billetes que imprimiera de 5 pesos; y un valor de $492,17 pesos por millar de billetes de 50 y de 100 pesos;
  • Cuatro días después, la Casa de Moneda subcontrató a la ex Ciccone a un precio de $ 392,04 por imprimir cada millar de billetes de 100 pesos cuya terminación luego deberá completarse en la propia sociedad estatal.
Así, el precio que Vandenbroele obtuvo del Estado quedó muy por encima –en pesos, en dólares y en porcentuales– de todos los valores anteriores: de la propia ex Ciccone, de Boldt (con las mismas planta, máquinas y personal que controla hoy el supuesto testaferro del vicepresidente Amado Boudou), de la Casa da Moeda de Brasil y de la Casa de Moneda local.

pd: el resto de la nota publicada el domingo en LA NACIÓN, acá.

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