viernes, 10 de agosto de 2012

Economía, corrupción y prioridades

Cuando la economía crece, pocos se interesan por la corrupción. Acaso por esa idea de “mientras tenga plata en el bolsillo, lo que el resto haga me importa un pito”. Ahora bien, cuando la economía hace agua, la ecuación se invierte: “¿Y por qué yo la tengo que parir mientras estos hijos de p… siguen de fiesta?”.

Palabras más, palabras menos, esta es una dinámica constante en la Argentina y otros muuuuuuuuchos países, no sólo ahora sino desde siempre. Basta con repasar, por ejemplo, las furibundas críticas al “régimen” que arreciaron DESPUÉS de la crisis de 1890 en la Argentina (pero el ominoso silencio que imperó ANTES, mientras que dominaba la fiesta).



Todo esto viene a cuento de una encuesta que difundió la consultora Gallup con datos sobre las prioridades de los estadounidenses para el próximo presidente de su país, que sobrelleva una crisis financiera, con durísimos efectos en la tasa de desempleo y, por supuesto, el mercado inmobiliario. ¿La prioridad n° 1? “Crear empleos”. ¿La segunda? Reducir la corrupción.

El 87% de los norteamericanos encuestados calificaron como “muy” o “extremadamente” importante reducir los niveles de corrupción en su país, incluso por encima de reducir el déficit público o la lucha contra el terrorismo, entre otros ejes recurrentes de las campañas presidenciales.

En la Argentina, en tanto, recuerdo una encuesta muy importante de una consultora también muy importante que semanas antes de las elecciones de 2011 repasó las prioridades de los argentinos. En plena expansión económica (y como ocurrió en Estados Unidos mientras la burbuja inmobiliaria y Wall Street alimentaba la fiesta de George W. Bush), la corrupción estaba allá abajo -bien abajo-, en la escala de prioridades.

Ahora que al parecer la economía local se enfría, siquiera un poco (no tanto), habrá que ver qué ocurre. ¿Acaso algunos dejarán de ser “rubios de ojos celestes” como lo fue Carlos Menem hasta que le pegó el tequilazo mexicano? Creo que aún es prematuro pretender conclusiones. Pero el fastidio social que rodea hoy al vicepresidente Amado Boudou puede resultar un indicio.

pd: el link a la encuesta de Gallup, acá.

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