viernes, 29 de marzo de 2013

El cono del silencio

Las ventas del libro, me informan desde la Editorial Planeta, marchan muy bien.

Y eso, a pesar del "cono del silencio" informativo que afronta el libro. Porque salvo las radios Mitre y Continental (y otras de alcance limitado) y los canales TN y 26, todos los demás medios audiovisuales miraron para otro lado, pese a la gravedad de las revelaciones sobre el actual Vicepresidente de la Nación.

Por lo visto, la aplicación práctica de la Ley de Medios, combinada con el reparto discrecional de la publicidad oficial, generó ya frutos singulares para el Gobierno.

Porque, sí, como ya expliqué antes (ver acá y acá y acá), el problema no es el "qué" (la Ley de Medios en su versión teórica, con la que concuerdo), sino el "cómo" (su aplicación concreta, en el terreno y el barro).



Salvo, claro, que un escándalo de corrupción que sacude al Vicepresidente de la Nación resulte tan irrelevante  para los canales abiertos de televisión y varios canales de cable, además de casi todas las radios AM, que no merezca siquiera 5 minutos de aire (que sí puede dedicarse, claro, a una receta de cocina, a videos "insólitos" sobre perros que cantan, o incluso a los videos íntimos de Florencia Peña -no es broma, salió en los noticieros "serios" de dos canales abiertos- y demás linduritas).

Por supuesto que la elección del cardenal Jorge Bergoglio como nuevo Papa concentró muchísimo (casi monopolizó) la cobertura informativa de los últimos días (y me alegra que así sea). Pero eso sólo ocurrió durante los últimos días. Período en el que, de todos modos, sí hubo tiempo en ciertos medios para informar en serio, mientras que otros continuaron con su pan y circo. Lo cual reafirma mi impresión.

Pero no importa: porque como en la serie del súperagente del recontraespionaje, cuánto más se imponga el "cono del silencio", más información corre por afuera. ¡Cuac!

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