sábado, 31 de mayo de 2014

Caso Ciccone - Boudou, Kirchner y el último eslabón

Para el juez Ariel Lijo, el vicepresidenteAmado Boudou movió los hilos del Estado para quedarse con la ex Ciccone en beneficio propio. Pero ¿pudo el entonces ministro de Economía movilizar para lograrlo a múltiples áreas de la administración, aun cuando eran lideradas por gente que lo despreciaba, sin el paraguas de una orden superior? Más directo: ¿Boudou habría actuado por su cuenta o por orden de Néstor Kirchner? 

Kirchner detestaba a los Ciccone. Los acusaba de vínculos con la dictadura, con Alfredo Yabrán y con negociados, como el de Siemens y los DNI. Pero tampoco quería a su rival, Antonio Tabanelli, el dueño de Boldt, al que consideraba financista oculto de los sueños electorales de Eduardo Duhalde y de Daniel Scioli.


Y, para peor, su fiel secretario de Hacienda, Daniel Pezoa, estimó que revitalizar la Casa de Moneda costaría $ 500 millones. Así es como, según múltiples funcionarios, empresarios y abogados involucrados en el "caso Ciccone" que dialogaron con LA NACION durante los últimos años, Kirchner dio la orden de tomar el control de Ciccone para luego quitarle los contratos a Boldt y cerrar así uno de los grifos de sus archienemigos.

Las fuentes consultadas también coinciden en que la presidenta Cristina Fernández de Kirchner no participó en aquella decisión, acaso como fruto del "doble comando" que la enfurecía. El único que contradijo esa versión fue el socio de Boudou, José María Núñez Carmona, cuando en una reunión con los Ciccone en el hotel Hilton se ufanó de actuar bajo órdenes del matrimonio presidencial y se puso a imitarla, según dos testigos, gestos incluidos: "¡A Boldt, no! ¡A Boldt, no!" Los funcionarios señalan algo más: cuando estalló el escándalo, fue ella quien ordenó defender a Boudou a cualquier costo.

pd: el resto del análisis publicado hoy en LA NACIÓN, acá.

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