lunes, 22 de septiembre de 2014

Vogl, o la puja entre corrupción y sociedad civil

No hay necesidad de insistirle a Frank Vogl para que, como dicen los gringos, "nombre los nombres". Explicita su posición sin vueltas. Y no sólo sobre el azote de la corrupción. También sobre instituciones y sociedad civil: "La pregunta es si la Argentina quiere terminar como Venezuela -dice-. Quiero decir, ¿es ésa la referencia?"

Cofundador de Transparencia Internacional (TI) en 1993, desde entonces Vogl lidia con regímenes opresores, funcionarios corruptos, organismos internacionales pasivos y, a menudo, comunidades que prefieren mirar para otro lado. Acaso por eso mismo, su retórica sobre la corrupción como antítesis de la dignidad humana resulta un despertador para tantos.


Él prefiere una metáfora: "Gracias a la sociedad civil, a Internet y a la globalización, hay un tren saliendo de la estación que reclama más transparencia y mejor rendición de cuentas. ¿Van a subirse a ese tren o van a verlo pasar? Porque, eso sí, no pueden parar el tren". Por eso, insiste, "si la Argentina sólo quiere ver pasar el tren, entonces los estándares de vida en este país van a bajar. Tendrán cada vez menos socios en el mundo. Habrá menos y menos empresas invirtiendo. No por razones localistas, sino porque son marcas globalizadas. Y, le puedo asegurar, el tren se está moviendo y hay una oportunidad".

En el caso de Vogl, él puede decir que gestó su propia locomotora, Transparencia Internacional, que llenó un vacío y creció hasta convertirse en referencia obligada en la lucha contra la corrupción. Lo cual no implica que la corrupción haya retrocedido.

"La gente suele preguntarme si hay más corrupción hoy que 20 años atrás. No tengo idea y nadie puede mensurar los delitos del narcotráfico. Si eso fuera posible, sería porque tendríamos todos los datos precisos. Y, de ser así, ¡ya estarían todos presos!", aclara de entrada. "Lo que sí tengo claro es que hoy hay más atención, estudios académicos, convenciones internacionales e investigaciones criminales sobre corrupción que 20 años atrás. Si combinás todo eso, es válido sostener entonces que el flagelo de la corrupción tiene hoy una posición más preponderante en el debate público de lo que jamás ha tenido. Y eso se potencia por la globalización. Una pequeña noticia, incluso un rumor en la Argentina sobre un banco estadounidense puede causarle, en minutos, un enorme daño a ese banco alrededor del mundo".

pd: el resto de la entrevista publicada ayer en el suplemento Enfoques de LA NACION, acá.

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